Cerca de Munilla. Se trata de un afloramiento Aptiense ubicado en el paraje del mismo nombre, al oeste de dicha localidad. Destaca el buen estado de conservación de éstas 278 icnitas que son muy parecidas entre sí, agrupadas en 31 rastros y 90 pisadas aisladas. La mayoría son terópodos.
Las diversas rastrillas – o ‘rastros’ – nos permite imaginarnos el camino que estaban realizando estos animales en un área que era muy diferente a la que vemos hoy. Seguramente, la vegetación tropical y las lagunas pantanosas inundaban estas tierras riojanas y, por ellas, transitaban estos fantásticos seres hace cientos de miles de años.
En los rastros podemos ver cómo algunos terópodos marchan más deprisa, otros eran más grandes, algunas icnitas nos dicen que tenían uñas muy afiladas, otros van más despacio… Sin duda, habitaban un lugar en el que encontraban comida y agua en abundancia y, azares del destino, dejaron impresa su marcha para los futuros seres que llegamos a estos parajes.
Se trata de dinosaurios terópodos, algunos de ellos carnosaurios. Los rastros permiten ver la marcha de estos animales por la zona.