Los yacimientos de Atapuerca van ganando poco a poco adeptos. La última en subirse al carro ha sido la polifacética artista Alaska, que esta misma mañana ha sido nombrada oficialmente embajadora de la Fundación Atapuerca por parte de los codirectores del proyecto científico, José María Bermúdez de Castro, Juan Luis Arsuaga y Eudald Carbonell, quienes le han hecho entrega de un diploma acreditativo en los propios yacimientos.

Pero, ¿por qué Alaska? Por varias razones, pero sobre todo, por ser una apasionada a la arqueología que ya excavó de manera «simbólica» en el nivel TD10 de la Gran Dolina en 1998. Ese interés, unido a la proyección social de Olvido Gara –que así se llama realmente-, la convierten, según los responsables de la Fundación, en una embajadora de lujo para dar mayor proyección social a la investigación que se está llevando a cabo en Atapuerca.

En este sentido, Alaska, que ha visitado los yacimientos acompañada de su marido, el también polifacético artista Mario Vaquerizo, ha asegurado sentirse «orgullosa» del «regalazo» que supone ser embajadora de la Fundación. «Es mi afición oculta» y, además, Atapuerca es «el yacimiento más importante del mundo, por encima de los africanos». «Atapuerca tiene una secuencia que ya quisieran» otros yacimientos y, además, «todavía tiene mucho que dar», ha añadido.

Por ello, Alaska confía en que su nombramiento como embajadora y la colaboración que de ello derive ayude a «dar voz» a un proyecto que «crea interés» y que a su juicio está sabiendo ser divulgado. No en vano, cuando visitó el yacimiento en 1998, «éramos cinco personas» y el flujo de visitantes hoy en día es continuo.

Por su parte, los tres codirectores han valorado el nombramiento de Alaska, asegurando que cumple a la perfección con los criterios establecidos por la Fundación. Es más, a juicio de Arsuaga, «necesitamos gente del campo de la creatividad para encontrar las preguntas de las que los yacimientos son la respuesta».