Los primeros neandertales vivieron en Burgos

El ADN de los humanos de la Sima de los Huesos de Atapuerca revela que forman parte de ese linaje y abre nuevas incógnitas, según publica ‘Nature’

Los neandertales más antiguos están en la sierra de Burgos. Un estudio genético publicado en la revista ‘Nature’ revela que los humanos de la Sima de los Huesos, donde hay restos de 28 individuos que vivieron hace unos 400.000 años, eran neandertales. «El ADN nuclear demuestra que se trata de neandertales muy primitivos. Ha puesto las cosas en su sitio», dice Juan Luis Arsuaga, director del Centro Mixto UCM-ISCIII de Evolución y Comportamiento Humanos y codirector de las excavaciones de Atapuerca. «Este trabajo confirma lo que ya apuntaba Emiliano Aguirre cuando publicó un trabajo sobre la primera mandíbula en 1977 y lo que han indicado desde entonces otras partes del esqueleto», coincide José María Bermúdez de Castro, del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana y corresponsable de las excavaciones burgalesas. Un estudio publicado en ‘Nature’ en diciembre de 2013 identificó el ADN mitocondrial (ADNmt) -que sólo transmiten las mujeres- de los individuos de la Sima de los Huesos como denisovano. Los denisovanos son unos homínidos que vivieron hasta hace 40.000 años y cuya existencia se desconocía hasta 2010. Hace seis años, el ADN de una falange recuperada en los montes Altái, en Siberia, pemitió identificar el fósil como de una nueva especie de homínido. Después, los científicos descubrieron que los melanesios y australianos tienen entre un 4% y un 6% de genoma denisovano, que se suma al 2% de genoma neandertal propio de todos los humanos no subsaharianos. Pero ¿cómo era posible que los humanos de Atapuerca tuvieran ADNmt denisovano?

«La publicación de los resultados del ADNmt nos dejó perplejos», reconoce Bermúdez de Castro. Él y su colega María Martinón Torres son especialistas en dientes. «Son una fantástica fuente de información». Los individuos de la Sima de los Huesos les «habían parecido siempre idénticos a los neandertales». Y lo mismo pasaba con otras partes del esqueleto. «Morfológicamente, aquellos humanos estaban en la base de los neandertales», indica Arsuaga. El nuevo trabajo resuelve en parte ese enigma. El ADN nuclear -que se encuentra en el núcleo de las células y heredamos del padre y la madre- de un incisivo y un fémur de Atapuerca de hace 400.000 años está más próximo al de los neardentales que al de los denisovanos, escribe en ‘Nature’ un equipo liderado por Matthias Meyer, genetista del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva. El artículo -entre cuyos firmantes también están Arsuaga, Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell, el tercer codirector de Atapuerca- no aclara el origen del ADNmt denisovano y abre nuevas incógnitas, como cuándo se generalizó entre los neandertales el propio de su especie.  «No lo sabemos, pero ya está en los de hace unos 100.000 años. Ese ‘apellido materno’ tuvo que llegar de otro lado», argumenta Arsuaga. Saber de dónde vino «es la asignatura pendiente después de este trabajo», admite Bermúdez de Castro, quien cree que la genealogía neandertal pudo tener varias ramas familiares. 

  • Hace 550.000 años que vivió el último anteapsado que compartimos con los neandertales

El nuevo estudio genético apunta a que el último antepasado común de denisovanos y neandertales vivió entre hace 381.000 y 473.000 años, y desmonta, además, lo que se pensaba hasta ahora sobre el último ancestro común de humanos y neandertales. Los científicos creían que había una especie, ‘Homo heidelbergensis’, que en Europa evolucionó hacia los neandertales y en África hacia nosotros. En ese escenario, ‘H. heidelbergensis’, que surgió hace unos 600.000 años, era el último ancestro común. Sin embargo, los resultados del nuevo trabajo indican que «la divergencia entre humanos modernos (nosotros) y arcaicos (neandertales, denisovanos y otros) sucedió entre hace 550.000 y 750.000 años», según Svante Pääbo, director de genética del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva y coautor del trabajo. De acuerdo con esta cronología, la mandíbula de Mauer, de hace unos 600.000 años y clasificada como ‘H. heidelbergensis’, pasaría a integrarse en el linaje neandertal, asegura Bermúdez de Castro. «Se acabó hablar de ‘H. heidelbergensis’ como del último antepasado común entre los neandertales y nosotros».

Arsuaga, que en 1997 propuso que los restos de la Sima los Huesos podrían corresponder a ‘H. heidelbergensis’ como especie precursora de los neandertales y de nosotros, ha ido en los últimos años inclinándose hacia la hipótesis neandertal y ya en 2014 abogaba por reclasificar a los individuos de la Sima de los Huesos. «Esos humanos no son antepasados de los neandertales y nosotros. Son neandertales primitivos. Son europeos», ha dicho. Bermúdez de Castro no descarta que con el tiempo se recupere una vieja hipótesis: que ‘H. antecessor’, con más de 800.000 años y descubierto en Atapuerca, sea ese ancestro común perdido.

El nuevo estudio genético demuestra lo excepcional del yacimiento de la Sima de los Huesos y lo cuidadoso de la excavación para evitar la contaminacion de los restos y posibilitar los análisis de ADN. Las precauciones hacen que la excavación avance más lentamente. «Encontrar ADN nuclear en huesos de hace 400.000 años es un éxito absoluto», afirma Arsuaga. El de los indidivuos de la Sima de los Huesos es el ADN humano más antiguo recuperado hasta la fecha. 


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